Cuando hablamos de duelo, popularmente solemos identificar los procesos de duelo estrictamente con la muerte. Y, más concretamente con la muerte de una persona. Actualmente, como sociedad, estamos empezando a incorporar y dar valor a la muerte desde un espectro más amplio, como por ejemplo la muerte de nuestras mascotas y las muertes perinatales. Ampliar la mirada y poder validar que cualquier tipo de pérdida de un ser querido es válida, nos acerca a una sociedad más sensible, empática y con una inteligencia emocional y social mayor. No obstante, hablar del duelo, todavía es algo que puede suscitarnos miedo, inseguridad e incomodidad, por su clásica asociación a la muerte, pero el duelo es un paradigma que engloba muchas más realidades que a las que simple vista solemos referirnos.
El duelo per se, se refiere a la pérdida de algo. En este sentido, las pérdidas las experimentamos las personas constantemente: perdemos un trabajo, un viaje, un plan que nos apetecía hacer y tenemos que cancelar, un amigo, un juguete…etc. Por lo tanto, en cualquier situación en que perdamos algo, estamos pasando por momentos de pérdida, de duelo, todo y qué por supuesto, en un abanico de situaciones e impactos más o menos relevantes. Los duelos, van intrínsecos en los procesos de cambio. Cuando experimentamos cambios en nuestras vidas (ya sean incluso percibidos como cambios positivos) estamos ganando y también perdiendo algo. Si nos mudamos a una casa mejor o damos la bienvenida a un nuevo miembro en la familia, sí, también estamos de duelo. Perdemos seguir viviendo experiencias en el antiguo hogar o perdemos la estructura familiar que teníamos antes, respectivamente.
Muchas veces entonces, sin darnos cuenta, nos encontramos transitando procesos de duelo que por supuesto (en diferentes graduaciones), generan alteraciones o impacto en nuestra vida emocional, y podemos encontrarnos experimentando emociones de decepción, vacío, tristeza, incomodidad, angustia…sin quizás darnos cuenta de qué nos está causando malestar. Cabe decir que, si te sientes así, quizás puedas estar pasando por un proceso de duelo, que necesitas elaborar a tu manera y a tu ritmo. Dar un espacio y un lugar a tus emociones puede ayudarte, y en caso de que sientas que necesites algo más de ayuda, consulta a un profesional para que te ayude a recorrer el camino.
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