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  • Ayana

La importancia del vínculo

Desde el momento en que en la familia se está gestando un nuevo miembro, nos empezamos a adentrar en un mundo muy complejo en el que realmente se ponen de manifiesto aspectos que no habíamos tenido en cuenta hasta entonces. Hoy hablaremos de uno de ellos: el vínculo afectivo. Podemos encontrar muchísimas clasificaciones diferentes, con nombres distintos con el fin de diferenciar formas de llevar a cabo los distintos tipos de vínculo. De todas ellas, por supuesto la que nos interesa a los papás y mamás es llegar a crear un vínculo afectivo seguro con nuestro hijo o hija. Ya desde el 1903, un psiquiatra inglés llamado John Bolwby empezó definiendo las características del vínculo afectivo seguro y de las demás variantes desadaptativas. Actualmente, la construcción del vínculo afectivo sigue teniendo una gran importancia en la crianza infantil.

Es entonces, cuando nos surgen diferentes preguntas como padres y madres: ¿si no le doy el pecho a mi bebé, no podré construir un vínculo seguro?, ¿si lo dejo llorar a la hora de dormir, estaré influenciando en contra de la vinculación segura de mi hijo o hija?, ¿en qué momento tengo que preocuparme por el tema del vínculo de mi bebé?, ¿si no hago colecho, mi bebé puede tener el riesgo de construir un vínculo disfuncional?

Podríamos encontrarnos con tantas preguntas como tipos de familias y, en general, a todas podríamos dar la misma respuesta: todos nosotros tenemos podemos crear un vínculo seguro con nuestro bebé, ofrecerle ese regalo que no sólo será muy útil en su primera infancia, sino que es un regalo para toda la vida, y también para el desarrollo de próximas generaciones. ¿Y cómo se consigue? No es ningún secreto: con consciencia y sentido común. Como decíamos, no hay más misterio que ese.

Desde el momento en que decidimos tener un hij@, aún y sin haberlo concebido, ya estamos creando un vínculo con él. Antes de que ese bebé exista, ya estamos haciendo un hueco en nuestro corazón y estamos construyendo un vínculo seguro porqué desde la consciencia está siendo pensado y esperado. ¿Y qué pasa con esos hij@s que vinieron de imprevisto? ¿Ya no podemos crear un vínculo seguro con ellos? Tomemos entonces consciencia y hagamos uso del sentido común: pues claro que sí. Los niñ@s “sorpresa” se saltan un paso, pero no por ello nacen sin la capacidad de poder generar vínculos seguros. Mientras los papás y mamás empiezan a hablar de ese hij@ inesperado, ellos mismos encuentran la forma de abrirse paso entre las dudas, las expectativas y propósitos que traerán la llegada de ese nuevo hijo o hija. Aquí entraran en juego los deseos inconscientes de los propios papás y la impronta de su primera infancia.

Tomar consciencia de que existe, que está ahí y que nos podemos comunicar con nuestro bebé, es el secreto para la creación de un buen vínculo afectivo. Y en cuanto al sentido común muy fácil: si estamos alimentando a nuestro bebé es importante prestarle atención y poner consciencia en ese momento. En un sentido vincular, bien poco importa si la lactancia es natural o con un biberón, lo realmente importante es prestarle atención plena a ese momento, no sirve de nada dar el pecho y mirar el móvil. Lo que crea vínculo es simplemente estar presente, en ese preciso instante y disfrutarlo. Y esto es aplicable a todos los momentos: si nuestro bebé llora porqué está adaptándose a dormir solo, tomemos consciencia de que estamos enseñándole, ayudándole a crecer respetando si hoy puede llegar a ese objetivo o no, aceptando la realidad del aquí y ahora. Eso, también crea vínculo seguro.


Tal y como decíamos, la construcción el vínculo afectivo puede (o no) empezarse en la fase de preconcepción, y seguir en la gestación, primera infancia, infancia, adolescencia, edad adulta... y sigue configurándose y construyéndose a lo largo de toda nuestra vida. De ahí que niñ@s que pese a que hayan sufrido una infancia tremendamente dura tienen la capacidad de vincularse positivamente con ellos mismos, con el entorno y con sus hijos e hijas. Claro está, que facilitar de bien pequeños pone las cosas más fáciles, pero como se dice: cuando un ser tiene la necesidad de nacer y de existir, encuentra la forma de hacerlo (y que el resto lo noten).


Y recordemos algo muy importante y que no sólo se relaciona con el vínculo afectivo seguro, sino que tiene cabida en todos los momentos de relación con nuestros hij@s, sean situaciones más o menos agradables: todo lo que un hijo o hija necesita para crecer psicosocialmente sano es: atención, consciencia, presencia y amor de sus seres más queridos: sus padres.



Para saber más...


Torras, A y Tirado, M. Vincles. Gestació, part i criança conscients. Barcelona: Angle editorial.








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