Las personas solemos utilizar las etiquetas constantemente. En un sentido neutro de la palabra, ya que el hecho de “etiquetar” podría usarse como un sinónimo de categorizar, clasificar, conceptualizar. Desde esa perspectiva, utilizamos las etiquetas para definir conceptos, objetos, realidades o acciones. Categorizar nos da un orden y nos ofrece a las personas un contexto desde el que partir. El orden nos da estructura, seguridad, una hoja de ruta sobre qué esperar de las cosas o de las personas. En ese caso, tenderíamos a entender que las etiquetas tienen una connotación positiva y facilitadora.
Sin embargo, las etiquetas o las categorías también pueden significar segregación cuando se aplican a las personas. Concretamente, en la salud mental se abren muchos debates acerca de este tema: ¿etiquetar o no etiquetar? ¿Las etiquetas estigmatizan o ayudan? Nosotr@s creemos que, como muchas otras cosas, siempre depende de la función que quieras darles, de cómo utilizarlas. Tanto pueden perjudicar, provocando estigmatización, cómo pueden ayudar, dando contexto y entendimiento. Las etiquetas diagnósticas resultan, entre profesionales, algo de mucha utilidad, ya que nos ayuda a entender las características (a nivel general) de una persona, antes de poder ahondar en sus potencialidades y aspectos únicos. Asimismo, éstas mismas etiquetas, utilizadas de forma positiva, nos pueden ayudar a todas las personas, no solo profesionales, a entender de forma más profunda a una persona, dándonos pistas sobre cómo relacionarnos con ella, como poder ayudar, etc.… no obstante, las etiquetas pueden tener usos que repercutan de forma muy nociva, teniendo impactos realmente negativos en las personas y el entorno de éstas. Es por eso, que como personas que interaccionamos en una sociedad, es muy importante tener en cuenta la responsabilidad afectiva que tenemos con el otro. Es nuestra responsabilidad individual el utilizar medios que son prácticamente neutros (como las etiquetas) para hacer el bien, para sumar, para mejorar, para empatizar y para respetar y comprender mejor a aquellos que nos rodean.
