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Ayana

El miedo: funcionalidad en las emociones incómodas

Últimamente, en el Blog hemos estado tratando de dar una visión algo más profunda en emociones básicas que percibimos las personas y que en algún sentido pueden hacernos sentir incomodidad como, por ejemplo, la tristeza. Hoy venimos a hablar un poquito de otra de ellas: el miedo.

El miedo es una emoción que puede generarnos, diferentes tipos de reacciones cuando la experimentamos. Se conoce como “las tres efes(F)”: to Fly, que nos indica el hecho de salir de escena, de huir del estímulo que nos genera miedo. Luego tenemos el to Fight, que nos hace referencia a un afrontamiento directo de la problemática. Finalmente, el to Freeze, que nos indica más un estado de pausa, de posiciones estáticas o de bloqueo ante el estímulo que hace sentir miedo.

Las diferentes reacciones que podemos tener ante el miedo pueden oscilar entre ellas o bien, tener tendencia a experimentar una concretamente. Y es realmente complicado, en el momento en que experimentamos la emoción, escoger cuál de las formas de afrontamiento es más adecuada o de nuestra preferencia. Parece bastante desagradable, ¿verdad? Es una emoción que es buscada de forma controlada (espectáculos, películas de terror, etc…) pero es una emoción que suele vivirse con recelo y ciertas reservas en la vida real.

Hagamos una reflexión: todos le veríamos el sentido a experimentar miedo ante un León que quisiera atacarnos en medio del Serengueti, no obstante, no le damos el mismo valor al miedo al iniciar una relación, a un cambio…seguramente por el modelo de vida que tenemos, muy pocos de nosotros nos encontraremos un león que quiera comernos, sin embargo, sí que viviremos un sinfín de situaciones que nos hagan experimentar miedo. Y una vez más, el miedo no es malo, tiene siempre una función protectora ante algún estímulo o situación que por el motivo que sea nos pone en un peligro. Ese peligro cómo decíamos puede ser físico, pero también un peligro emocional o social.

Es por eso por lo que ser consciente de cuando experimentamos esa emoción, nos puede ayudar a identificar cosas que están ocurriendo a nuestro alrededor que quizás no nos sientan bien, o que tengamos que trabajar un poquito más. De esta forma, quizás podamos mirar al miedo no tanto desde la incomodidad, sino desde la funcionalidad.





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